domingo, 28 de noviembre de 2010

¿Votar a la derecha?

Aunque en la historia de la literatura hay numerosas referencias al monólogo interior, yo no creo haberlo experimentado nunca. Más bien padezco de un agresivo debate interno, como en unas elecciones primarias entre mis ideas, con fuertes posicionamientos de los candidatos y violentas acusaciones volando de lado a lado.

En una de estas tensiones políticas me encontraba cuando traté de dar validez, o al menos beneficio de la duda, a esa afirmación tan carca de “tú sé de izquierdas, que el tiempo te hará de derechas”. Como apunte, querría decir que, simplificando mucho el tema, se me podría definir como anarco-capitalista, que viene a ser en el panorama político actual un derechismo en lo económico y un izquierdismo en lo social-político. Aunque como a lo mejor soy más keynesiano que librecambista, creo que sería mejor decir “minarquista”. Lo que quiero decir es que estoy tan alejado de la derecha actual como de la izquierda. Y soy completamente opuesto a los autodenominados centristas.

Lo que me preguntaba, en fin, es en qué posibles condiciones sería yo capaz de votar a la derecha de este país (lamentablemente identificada con el PP y alejada de la derecha moderada alemana, más parecida al extinto UCD). La conclusión a la que ha llegado mi abogado del diablo particular es que quizá lo hiciera si conviniera a mis intereses personales en materia económica. Así he divagado hasta alcanzar una dudosa conclusión de que en la actualidad la gente vota por ideologías cuando éstas ya han desaparecido de forma evidente. O quizá han sido convencidos de que la conveniencia es ideología. El caso en España es temible: lo que se conoce como izquierda es una derecha de corte social (social-demócratas) y lo que se conoce como derecha es un cambiante ambiente reaccionario (quizá magnificado por estar ahora en la oposición).

Lo negaré si alguien me lo echa en cara, pero puede que esto haga que el PSOE sea más sincero (¡Uf!) que el PP, ya que creo que el PP tiene una capacidad mucho mayor de oscilar entre la moderación del centro-derecha y el fundamentalismo e integrismo de la extrema derecha de corte católico (cuando se alinea con la Conferencia Episcopal) o laico (como en las elecciones catalanas de la actualidad, equiparándose a Sarkozy y Berlusconi en materia de inmigración). Mientras que quedan muy pocos izquierdistas de verdad en las filas del PSOE, dentro del PP podemos encontrar desde social-demócratas que simplemente no simpatizan con el PSOE, hasta veinte-ene-istas, militaristas, xenóbos-misóginos-ultracatólicos, centralistas nacionalistas y antis del franquismo (anti-masones, anti-comunistas, anti-progres…).

Grandes problemas los del bipartidismo en España si solo nos quedan estas dos opciones.