sábado, 8 de enero de 2011

Derechos de redactor

Las exigencias y lloreras de la industria "cultural" pro-leysinde me recuerdan a otras (mucho más moderadas, todo hay que decirlo) cuya sola mención me granjeará duras miradas de desprecio de la gran mayoría de compañeros de clase. Y es que las quejas por el intrusismo en el periodismo no tienen más fundamento que las de la SGAE, Cedro y Universal Pictures. Ambos colectivos pretenden que el Estado les dé algo que no se han ganado solo porque en otro tiempo sí que les servía.

Yo también pienso que merezco alguna clase de indemnización por estar cursando 4º de Periodismo. Y más aún en esta facultad. Pero el mercado no funciona así. Nadie habría hecho caso a los fabricantes de máquinas de escribir cuando apareció el ordenador (aunque sí que se lo hacen a los mineros).

En el caso de los periodistas no son más que pucheros al darse cuenta de que han perdido cinco años de su vida para lograr algo que a otros solo les cuesta una noche de fiesta con la boca en la cara de un torero y la mano en la entrepierna de un futbolista. Aunque diciendo intrusismo no solo hablo de Carmele, Patiño o Lidia Lozano (desconozco si tienen la carrera o no, pero me entendéis todos si las menciono), sino a economistas que escriben artículos de economía, médicos que escriben artículos de medicina o (y un escalofrío sube por mi espalda) políticos que escriben artículos de política (¡Uf!). Aparte de intelectuales o pseudo-intelectuales que simplemente escriben artículos de opinión. Y la palma se la llevan los que ni intelectuales ni nada pero que nadie sabe por qué, también tienen columnas (y así pasa).

A principios de siglo los periodistas eran los que podían recopilar la información de las fuentes primarias y luego aglutinarlas en los periódicos o panfletillos, pero ahora muchas veces los periodistas llegan más tarde que el fotógrafo. ¡Y es que la industria de la información también ha cambiado, señores! ¡Cualquiera puede ser redactor de contenidos! Y por muy mal que me vayáis a mirar el próximo día en clase, pongo la mano en el fuego por que el porcentaje de buenos redactores en la facultad de Ciencias de la Información no es mayor que en el resto de escuelas universitarias.

Lo que hay que hacer es lograr que el título de periodista sirva para algo y, si no, empujarlo al fondo del currículum, entre las aficiones, y rellenar el hueco de otra forma. Hay que hacer que la marca "periodista" signifique algo. ¡Tenemos a los publicistas al lado, por amor de dios! Todo el mundo ya dispone de fuentes, de recursos y de medios para publicar, así que tenemos (cada uno) que conseguir hacer de nuestro diploma universitario algo que nos diferencie de otros que nos pueden igualar o incluso superar en lo que tradicionalmente se consideraba trabajo periodístico. Y es que hay otra cosa muy importante: El periodismo ya existía antes de la Facultad de Ciencias de la Información. ¡Larra no era licenciado! Así que tenemos que conseguir sustituir el denostado subtítulo "Periodista" de nuestra tarjeta de visita por "Experto en Medios de Comunicación", por ejemplo, y con el apellido que queramos, con la especialización que más nos interese o mejor se nos dé (las cuales por suerte suelen coincidir). ¡Y olvidaos del papel! No digo que vaya a desaparecer (joder, espero que nunca lo haga) pero jamás volverá a ser el centro del periodismo.

A bote pronto, a lo Nostradamus, se me ocurren tres formas de trabajo para licenciados/graduados en periodismo en el futuro. Cosas que de verdad estaremos más preparados para hacer que otra gente que no haya sufrido lo que nosotros de unos profesores chapados a la imprenta. Por ejemplo: "Asesor de plataformas de blogs en temas de Comunicación de Masas", o "Impulsor de aplicaciones de nuevas tecnologías aplicadas a la Comunicación Masiva", o por último "Gestor (que no redactor) de contenidos para webs de indexación". Puede que ésta última sea la más parecida a la idea actual de periodista, ya que supone ser el selector de qué es más relevante para el público sobre otras informaciones que no lo son tanto.

En cualquier caso, nadie sabe cómo se va a presentar la información en la web n.0, porque somos nosotros los que tendremos que decidirlo, así que yo propondría suprimir las asignaturas de redacción (y la pirámide invertida que parece de tiempos de los egipcios) y poner en su lugar literatura, lectura y ortografía, que buena falta hacen.

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